Cada año miles de mujeres centroamericanas cruzan la frontera entre Guatemala y México, mujeres decididas que inician una travesía incierta, pero cargada de sueños. El transitado corredor migratorio Huehuetenango-Comitán, en la frontera chiapaneca entre ambos países, es uno de los más descuidados por los defensores de derechos humanos. La amenaza más grande a la que se enfrentan las mujeres durante su travesía se deriva de los estigmas que lugareños, familiares y extraños les imponemos con nuestra mirada y trato. A pesar de todo, llenas de tenacidad y valentía, ellas ven en el trayecto hacia el norte la posibilidad de salir de la miseria y darles una mejor calidad de vida a sus familias.