El oficial Talbot está decidido a usar misiles teledirigidos en su submarino. La marina todavía no ha dado el visto bueno, por lo que él decide saltarse a la torera las órdenes de sus superiores y comienza a probarlos. La iniciativa no puede resultar peor pues en las pruebas mueren varios de sus hombres, lo que le acaba provocando un colapso mental.