Rosita ha sido seducida por Bernabé quien la ha embarazado. La madre de la joven pide al cura del pueblo que la ayude para que el padre del bebé se haga responsable. Aunque en principio el hombre acepta, al final, ni él ni sus padres cumplen con lo acordado. Sabino, el clérigo del lugar, se indigna con ellos. Las cosas se complican cuando el cura es cuestionado por vivir con Mónica, una sirvienta y por Lucila, su supuesta sobrina, que fue abandonada a las puertas de la iglesia cuando era bebé. Para no perder su cargo, el padre debe deshacerse de ellas.