Un buen cineasta sabe que hay que prepararse para el azar. Quien sienta el deseo de filmar eso que llamamos real puede elegir un tema, encontrar a un personaje y visitar un territorio, pero más allá de la necesaria planificación el documentalista sale a la pesca. En un viaje de estudio, Restelli se acerca con su cámara a los maizales de una zona rural de Cuba y acompaña por un rato a los campesinos recolectando el maíz. “La tristeza para la funeraria; la alegría para los compañeros” (comenta al azar un campesino). Luego, otro hombre explicará el significado del término “guajiro”. La definición puede resultar un poco imprecisa, pero la pregunta con la que culmina es tan sorprendente como intimidante. El film no es otra cosa que el contracampo del lugar del espectador argentino. - Roger Koza