La votación está definida: por un golpe de suerte, Joao gana y se convierte en presidente de la FIFA. Se muda con Isabel a Suiza, pero ella ya no se siente a gusto ni en Zúrich ni como esposa de João. Havelange intenta consolidar su poder, enfrentándose a un mundo de viejas prácticas europeas donde Kaser es un constante obstáculo en sus planes de progreso.