Pilar y Guillermo lo arreglan para que una universidad pública le conceda a la princesa la distinción de “alumna ilustre”. El asunto es delicado porque ella ni siquiera ha estudiado allí. El objetivo es que Pilar gane respetabilidad ante la opinión pública y deje de ser vista como una joven díscola. El evento se ha planificado minuciosamente, pero hay algo con lo que ni Guillermo ni Pilar cuentan.