Mientras que el Enrique es nombrado “Defensor de la fe” por el Papa, agradecido por su lealtad espiritual y política, la fidelidad escasea en la corte de Inglaterra. Su hermana, la princesa Margaret, se casa con el decrépito rey de Portugal, pero el deseo de la joven es que muera pronto para volver a los brazos de Charles Brandon. El duque de Norfolk y Sir Thomas Bolena continúan conspirando contra el cardenal Wolsey, mientras el Rey está cada día más enamorado de Ana Bolena. Su creciente desinterés por la Reina y su deseo de dar un heredero varón a la dinastía de los Tudor le exigen una decisión radical.