Al se lleva el disgusto de su vida al enterarse de que la familia de Peggy va a llegar de un momento a otro para pasar unos días de visita en su casa. Ya es muy tarde para negarse a ello, pero Al jura que esta vez nadie va a conseguir hacerle sentir incómodo en su casa. Poco imaginaba él que iba a terminar mediando en la disputa entre las tres hermanas mellizas de Peggy, ya que una de ellas quiere casarse, rompiendo así el trío musical que durante tantos años han formado juntas.