Sin señales de un deshielo en las relaciones entre Lady Agnes y Maud, Hallam ve sus habilidades diplomáticas puestas a prueba tanto en casa como en el trabajo. Los sirvientes están intrigados por una misteriosa nueva incorporación a la casa, mientras que una inquieta Lady Persie se embarca en un peligroso coqueteo y se siente atraída por la emoción de la política radical.