Wallace lleva el caso de un condenado a muerte, Earl Slavitt, al equipo. Earl fue condenado por asesinar al fiscal federal Tom Simon, uno de los mejores amigos de Wallace. Simon no creía en la pena de muerte, y Wallace, junto con la viuda de Simon, quiere asegurarse de que Earl efectivamente cometió el crimen. A sólo unos días de la ejecución, el equipo cambia de ruta, buscando posibles errores en el caso .Pero por el contrario, descubren grietas en la reputación de Simon. Hayes y Wallace son desafiados tanto profesional como personalmente, cuando el caso llega a una conclusión impresionante.