El 21 de agosto de 1995, una de las palas de la hélice izquierda del vuelo 529 de Atlantic Southeast Airlines se rompió. Esto causó que el motor y el ala se dañaran severamente, creando resistencia aerodinámica. El avión perdió altura rápidamente y se estrelló en un campo, matando a 9 de las 29 personas a bordo. La causa se atribuyó a depósitos de cloro que llevaron a la corrosión de las palas y a su rotura.