El tamaño sí importa y, por eso, James visitará las canteras de mármol de Carrara y el enorme puerto de contenedores de Génova. Luego pasará de lo grande a lo insólito, buscando trufas, aprendiendo el noble arte de la cetrería y enfrentándose a robots asesinos. James asumirá la dura realidad, que los italianos son los reyes de los penaltis, pero los británicos son más hábiles preparando té.