Kate y el resto de compañeros de la policía son obligados a participar en una sesión de terapia para ser más sensibles. Posteriormente, en la fiesta de despedida de su padre se viene a bajo y monta una escena. Los miembros del cuerpo de policía son incapaces de contener sus emociones, lo que puede traer graves problemas. Doyle es perseguido por un demonio.