Victoria y su familia están a punto de convertirse en víctimas de un repentino ataque perpetrado por un ciudadano irlandés. Tras dicho incidente, Victoria propone viajar a Irlanda para conocer de primera mano los sentimientos e inquietudes de tan desconocido y distante pueblo. No obstante, la Casa Real no lo tiene fácil para conseguir un cálido recibimiento: Irlanda considera a los protestantes británicos responsables de la hambruna. Consciente de los peligros que supone la visita, Victoria propone alojarse en la casa de Lord Palmerston en Sligo.