Kadu, sintiéndose un exdeportista a los 29 años, vuelve a sus orígenes en busca de la inspiración que lo hizo jugar al fútbol: su tío Jair, una estrella de los 70 que no pudo ahorrar dinero y aún vive en la comunidad pobre donde Kadu creció. En esta trayectoria, develamos un mundo nuevo, el de la corrupción, de los juegos arreglados, donde se usa la fe para manipular a los jugadores: el inframundo del fútbol.