El 4 de abril de 1977, el vuelo 242 de Southern Airways se topó con una tormenta eléctrica y fue golpeado por fuertes granizos, haciendo que ambos motores fallaran. Los pilotos intentaron aterrizar de emergencia en una carretera cerca de New Hope, Georgia, sin embargo, la aeronave chocó con una gasolinera y estalló, matando a 63 de las 85 personas a bordo y a 9 en tierra. El accidente se debió a que los pilotos no recibieron información actualizada acerca del clima, el radar meteorológico no mostraba información precisa sobre la tormenta y porque la tripulación no fue informada acerca de algún aeropuerto alterno donde aterrizar.