En 1765, el conflicto entre la Ilustración y la tradición religiosa estalló en las Islas Canarias. La aristocracia reformista de La Laguna, encabezada por figuras como José de Viera y Clavijo, buscó reemplazar el gasto en fiestas religiosas con inversiones en educación y bienestar social, desafiando la influencia de los frailes y la Inquisición, que censuraban obras de ciencia y pensamiento crítico. Este choque se intensificó con la publicación de periódicos ilustrados y la oposición de la iglesia a las nuevas ideas. En Santa Cruz de La Palma, un enfrentamiento político llevó a reformas que terminaron con el control aristocrático en el Cabildo municipal. La resistencia y la lucha por la razón y el progreso marcaron una era de transformaciones en la región, culminando con la abolición de la Inquisición y la celebración de la libertad intelectual.