A principios del siglo XIX, las Islas Canarias experimentaron un cambio significativo en su sistema educativo. Mientras la educación en las zonas rurales se encontraba en un estado precario y a menudo desestimada por los habitantes locales, el surgimiento de la Ilustración y los movimientos liberales impulsaron la creación de escuelas estatales y universidades en las islas. El esfuerzo de maestros dedicados, como Andrés, quien luchó por abrir escuelas en pueblos remotos a pesar de la resistencia y la pobreza, llevó a un crecimiento en el acceso a la educación. Esta evolución culminó en la reactivación de la Universidad de La Laguna en el siglo XX, estableciendo así una base sólida para la educación superior en Canarias.